Iglesia de Santa Liberata

La iglesia de Santa Liberata, un sitio de adoración católica, se erige majestuosa en la Alameda de los Descalzos, dentro del distrito del Rímac en Lima, Perú.

Históricamente, el lugar albergaba un huerto de naranjos antes de convertirse en un complejo religioso. Un episodio peculiar marcó su historia en enero de 1711, cuando un joven solicitó al cura del templo del Sagrario, contiguo a la Catedral de Lima, buscar su constancia de bautismo. En un descuido, desapareció el copón de oro que resguardaba las hostias consagradas para los templos limeños.

La ausencia del copón pasó desapercibida hasta el 30 de enero, cuando se necesitaba para administrar el viático a un moribundo. El hallazgo vacío desató una conmoción en la población, provocando el cierre de todos los templos y la suspensión de la eucaristía. Bajo la dirección del Virrey Diego Ladrón de Guevara, se desplegaron esfuerzos para capturar al ladrón.

Finalmente, el delincuente, Fernando Hurtado de Chávez, fue aprehendido cuando intentaba vender las piedras del copón. Confesó haber enterrado las hostias junto a un árbol de naranjo en la Alameda de los Descalzos. Sorprendentemente, a pesar del lodo y el agua, las 150 hostias estaban intactas. Dos años después, se erigió el Templo de Santa Liberata en el sitio, con el altar mayor ubicado sobre el lugar del hallazgo. El nombre del templo honra a la patrona de la ciudad natal del virrey, Sigüenza, España.

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