Los pulpos tienen tres corazones. Dos de los corazones son utilizados para bombear la sangre a las branquias, donde se lleva a cabo la oxigenación, mientras que el tercer corazón se utiliza para bombear la sangre oxigenada a todo el cuerpo.
Los corazones del pulpo están ubicados cerca de la cabeza y son relativamente pequeños, con un tamaño similar al de una uva. La circulación sanguínea de los pulpos es muy diferente a la de los humanos y otros animales con sistema circulatorio cerrado, ya que los pulpos tienen un sistema circulatorio abierto. Esto significa que la sangre fluye libremente por las cavidades del cuerpo del pulpo y no está contenida en los vasos sanguíneos como lo está en los mamíferos.
La capacidad del pulpo para mover su sangre por todo su cuerpo es esencial para su supervivencia, ya que les permite ajustar la cantidad de oxígeno y otros nutrientes que llegan a los órganos y tejidos, según sea necesario. Además, los pulpos tienen una capacidad de regeneración excepcional, lo que les permite reparar y reemplazar partes de su cuerpo, incluidos los corazones.
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