El corazón humano tiene cuatro válvulas cardíacas: la válvula tricúspide, la válvula mitral, la válvula pulmonar y la válvula aórtica. Estas válvulas son responsables de regular el flujo sanguíneo a través del corazón y mantener la circulación sanguínea adecuada en todo el cuerpo.
La válvula tricúspide se encuentra entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho del corazón y tiene tres válvulas o "hojas". La válvula mitral, también conocida como la válvula bicúspide, se encuentra entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo y tiene dos válvulas. La válvula pulmonar se encuentra entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar y tiene tres válvulas, y la válvula aórtica se encuentra entre el ventrículo izquierdo y la arteria aorta y tiene tres válvulas.
Cada válvula se abre y se cierra en respuesta a la presión sanguínea en el corazón y en los vasos sanguíneos cercanos. Cuando una válvula se abre, permite que la sangre fluya en una dirección específica, y cuando se cierra, evita que la sangre retroceda en la dirección opuesta. La apertura y cierre coordinados de las válvulas cardíacas son vitales para el funcionamiento adecuado del corazón y la circulación sanguínea.
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